Angeleri y Juanmi, cabizbajos tras el 1-0 de Adúriz |
Noches como esta se antojan difíciles de analizar cuando intentas rescatar lo mejor y lo peor de un partido de este calibre. Intentas ser objetivo, arbitrajes aparte (que lo que hemos visto de Velasco Carballo no nos sorprenda, que sabemos cómo se las gasta) y piensas que el equipo no llegó a competir, que le faltó creérselo un poco más. De los cuatro partidos vividos entre vascos y malagueños esta temporada, este sin duda ha resultado ser el más flojo. Aunque si nos atenemos a los primeros minutos del choque, no parecía en un principio que fuera a ser así. El Málaga comenzó apretando en su salida con mayor presencia en campo rival, presionando y haciéndonos pensar que veríamos un encuentro más parecido al que vimos en liga recientemente, pero fue un espejismo. El Athletic poco a poco se fue subiendo a las barbas de la defensa malaguista, especialmente con balones colgados por las bandas (especialmente la de Rosales) donde pudieron adelantarse por medio de Adúriz o Muniaín. Este último hizo que Ochoa nos ofreciera una parada de su repertorio con una mano espectacular en un remate a media altura que se colaba.